El Rincón de... Magüi Mira - Por Diana Arrastra
Han pasado 25 años y “ Molly Bloom ” sigue estando ahí. La “ Molly ” de Magüi Mira, la que representó por primera vez en el Instituto Británico, en 1979. Nada ha cambiado en la escena, nada en el texto, pero sí en la actriz.
“ Hace 25 años era más inconsciente de todo. Pocas veces en la vida tienes la oportunidad de volver a pasar por el mismo sitio y, lógicamente, pasas de forma diferente. La fusión que tengo ahora con el personaje es mucho mayor, porque lo entiendo más ”.
El pasado 2 de junio (y hasta el 13 de junio) Magüi Mira regresó a la escena del Círculo de Bellas Artes con “ La noche de Molly Bloom, la adaptación teatral de J. Sanchis Sinisterra del último capítulo del “ Ulises ” de James Joyce, que transcurre durante una jornada dublinés (la del 16 de junio de 1904), que ahora cumple 100 años. Suficiente motivo para su representación.
La pródiga sexualidad de “ Molly ” hace que las fantasías eróticas pueblen su insomnio. “ Algunas obras de sexo están escritas para ser dichas, pero la diferencia es que esta es un pensamiento. En eso reside su obscenidad, en la absoluta libertad de pensamiento con la que ella se maneja ”.
Y con la misma intensidad, ahora de paz, Magüi Mira se maneja en su casa. “ La consigo con el silencio, el color, el orden y una buena música ”.
La casa de la actriz dibuja tres ambientes en el salón-comedor: el salón, el comedor y el estudio de trabajo. El mobiliario “ art decó ” (algunas piezas compradas en subastas) y el azul son dos notas constantes en la decoración.
Este último está presnente en las paredes, las librerías, una lámpara de crital, dos sillones (heredados de su niñez) y un sofá. El contrapunto lo pone el rosa de los cojines.
“ Aparte de que soy mediterránea total y el azul siempre ha estado cerca de mi vida, quizá sea porque en parte estoy en esta profesión porque una vez ví a una niña vestida con un trajecito azul subida en un elefante, en el circo, y yo siempre quise ser como esa niña ”.
En el amplio salón la actriz se relaja sobre el segundo sofá, tapizado en tonos rosas. “ Es como mi nidito. Aquí estudio, leo, duermo, descanso, escucho música... ”
Entre sus objetos más queridos, un espejo en forma de abanico, regalo de sus dos hijas cuando regresó a Madrid; una foto de su madre, acompañada por un marco de los años 20; y una copa de vino, de la que beben, a la vez, la actriz y su marido.
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